Toca despedirse de los halógenos, ya de manera definitiva. La industria de la iluminación da un último paso hacia la prohibición de las bombillas halógenas. Una medida que viene implantada desde la Comunidad Europea para incentivar la tecnología LED como alternativa sustituta.
Desaparición progresiva de los halógenos
Se permitió, durante todo 2018 a los comercios que vendiesen las unidades que aún quedaban en sus almacenes, pero a partir del próximo año, los halógenos serán parte del pasado. Solamente se permite una excepción en el sector de la automoción.
Ya vivimos en 2012 la desaparición de las bombillas incandescentes que también se fueron retirando de forma progresiva. En 2009 se había comenzado un proceso de eliminación del mercado de las bombillas de 100W a las que siguieron las de 75W. Tras 130 largos años de historia de luz incandescente, este tipo de bombillas quedaron atrás para siempre. El objetivo era evitar la gran cantidad de residuos que generaban y reducir el nivel de consumo, pues eran muy poco eficientes al transformar la electricidad en calor. Aunque los halógenos resultaron ser más duraderos y de bajo consumo, no han resultado ser la opción ideal y por ello están siendo desplazado por la tecnología LED. Por el momento, los precios son más elevados pero se amortizan al cabo de un tiempo.
¿Qué perjuicios tienen los halógenos?
Los halógenos, funcionan de una forma parecida a sus antecesores incandescentes. Tiene un filamento de tungsteno que contiene gas de halógeno como combustible. A pesar de lo que se ha dicho, no contienen mercurio ni otros metales tóxicos, sin embargo consumían un 25% menos de energía que las bombillas tradicionales. Pero, ¿por qué deben desaparecer?
¿Cuáles son los principales problemas que presentan los halógenos?
Poco eficientes
A pesar de ser algo más eficientes de lo que fueron en su día las bombillas incandescentes, su eficacia no es tan óptima como la de la tecnología LED. A pesar de ser algo más baratos, a largo plazo resultan más costosas por su elevado consumo.
Obsolescencia programada
Los halógenos tienen una duración muy inferior a la de la iluminación LED. Sus precios bajos se convierten en un cebo engañoso para los consumidores. La duración media de los halógenos es de 2.000 horas frente a los 15 años que puede durar un LED que se utilice 3 horas al día.
Precio elevado
Se calcula que cada europeo paga de media 11,42€ por cada foto halógeno que mantiene en casa.
Mayor consumo eléctrico
Este tipo de iluminación transmite un 80% de calor y solamente un 20% de luz. Emite 12 lúmenes por vatio (es decir, la cantidad de luz por segundo). Las lámparas LED arrojan hasta 105 lúmenes por vatio.
Los LED, aunque se presentan como la mejor alternativa en la actualidad, tampoco están libres de perjuicios. Están fabricados con determinados metales, que al pulverizarse, tienen un elevado nivel de toxicidad. Por eso, en el caso de rotura, se recomienda limpiar la zona con mascarilla y guantes. Probablemente, en unos pocos años seamos testigos del desplazamiento de la tecnología LED por algo aún mejor. Mientras tanto, para ahorrar en la factura de la luz, es recomendable ir sustituyendo las antiguas bombillas halógenas por las bombillas LED y cómo no, contratar luz con la compañía que te ofrece mejores tarifas: Factorenergia.
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