Las emisiones de CO2 que enviamos a la atmósfera son cada vez mayores y, por ese motivo, dar con acciones que frenen estas emisiones es primordial. La eficiencia energética persigue ese objetivo, apoyando los hábitos de consumo más sostenibles y eficientes.
Así una buena gestión energética por parte de las empresas comprende todas las medidas de ahorro energético que podamos adoptar para mejorar la eficiencia energética de un edificio o local. Todas con el fin de reducir el consumo que se hace de los recursos energéticos, alcanzar una mayor sostenibilidad y responsabilidad energética y medioambiental.
¿Qué es la eficiencia energética?
En términos generales, la eficiencia energética es el uso eficiente de la energía, es decir, ser conscientes del consumo que realizamos de energía y hacer que este tenga el menor impacto medioambiental.
De este modo, la eficiencia energética de una empresa debería busca proteger el medio ambiente mediante la reducción de la intensidad energética y habituando el consumo de la actividad empresarial a lo necesario y no más.
¿Es tu empresa energéticamente eficiente?
Para conocer la eficiencia energética de tu empresa, idealmente, la empresa debería realizar una auditoría energética en la que un experto en la materia indicara las mejoras a realizar para atacar directamente el foco del despilfarro energético.
No obstante, hay variables que se pueden analizar desde ojos no expertos que pueden ayudar, igual que lo hacen en casa, a reducir el gasto energético del inmueble.
Concretamente en España las auditorías y la eficiencia energética están reguladas por el Real Decreto 56/2006, que obliga a elaborar auditorías energéticas en empresas de más de 250 trabajadores o cuyo volumen de negocio supera los 50 millones de euros.
Por otro lado, el edificio o local en el que se encuentra tu empresa debe contar con un certificado de eficiencia energética, que incluya toda la información sobre las características energéticas y el gasto energético anual aproximado.
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Definir las características del local
Cada empresa u oficina es un mundo y, consecuentemente, no existe un consumo energético estándar que se pueda predefinir como habitual o normal. Sin embargo, sí existen ciertas variables que pueden influir en su consumo energético:
Su superficie
El tamaño de tu empresa influye en el consumo de energía. Normalmente, cuanto más grande sea más consumirá. Aunque no es algo que puedas cambiar como tal, sí puedes gestionar cómo utilizas cada parte de esa oficina o empresa para que tenga los recursos energéticos adecuados en cada sección, y no gaste de más.
Las horas de apertura
También influyen directamente las horas de funcionamiento de los diversos equipos. Es decir, consumirá más o menos según el tiempo que se tenga abierto (y con los equipos funcionando).
Confluye con el conocido dilema de que, en España, no se respetan los “horarios europeos”. De ser así, se aprovecharían más las horas de sol, no necesitaríamos tanta luz artificial o calefacción y se rendiría de forma más seguida, haciendo menos horas extra.
El clima
En relación con los anteriores puntos, la climatología influye en cuanto a calefacción y/o refrigeración. Si el clima lo permite, se recomienda encender los sistemas de climatización solo cuando hace falta, evitar hacerlo durante toda la jornada laboral y a la temperatura adecuada.
La antigüedad del edificio o local
Igual que ocurre con los propios equipos de climatización (que si son viejos no son tan eficientes como los de ahora), la antigüedad del edificio influye al nivel de eficiencia, siendo menor cuanto más antiguo sea el inmueble.
Si realmente el local tiene muchos años, es aconsejable valorar una obra que lo rehabilite o hacer algunos cambios, sobre todo mejorando el aislamiento térmico. Se trata de uno de los puntos más importantes que tienen que ver directamente con la eficiencia energética, ya que contribuye a minimizar las pérdidas potenciales de energía.
Realizar un plan y tomar medidas de eficiencia energética
Una vez identificadas las características de tu empresa según las variables anteriormente mencionadas, el siguiente paso es realizar un plan para efectuar los cambios necesarios. En él, deberíamos ordenar, por orden de prioridad y facilidad, las medidas a adoptar. Desde cambiar la iluminación por tecnología LED hasta, dar el paso al autoconsumo, con una instalación de placas solares.
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